martes, 13 de abril de 2010

Bajo Palos - 'Abre los Ojos'

“La rueda es el símbolo de la vida. Creemos avanzar cuando nos movemos, y cuando la rueda da la vuelta completa, nos encontramos en el mismo sitio”
Vicente Blasco Ibáñez

Y, de nuevo, fútbol y más fútbol. Al parecer la Liga se había hecho corta y queríamos mas, mucho mas. Las reglas municipales en materia de deportes establecen que los ganadores de las diferentes Ligas, con sus turnos y días específicos, mantendrán una lucha cerrada a modo de eliminatorias directas, de donde solo saldrá uno, solo uno, que será coronado como el mejor de los mejores, la elite.

Otro año mas, y ya van tres, el Rayito, equipo humilde y amistoso, se colaba en ese grupo de dieciséis equipazos que parecían no conformase con ganar la Liga en sus respectivos campos. Hay que decir de antemano, que nuestro objetivo estaba de sobra cumplido, y todo lo que ahora consiguiéramos seria un superávit para una Liga que nos había proporcionado ingresos mas que suficientes. Pero bueno, estábamos "legalmente" obligados a jugar estos play-offs ¿no? ¡Pues ahí que vamos!

Nuevamente, la cita era en Tabarca, a eso de las seis de la tarde. El campo era una mina de diamantes. Nos entremezclamos, con algo de retraso, con los jugadores más valiosos y destacados de una parte de Madrid. Eso le hace sentir a uno realizado, por lo menos, en cuanto al fútbol se refiere... Contábamos de nuevo con la baja de Willy y de Angie, pero Nacho, ya recuperado, y Luis, otra vez, volvían al primer equipo en un momento clave para el bien de nuestro devenir.

Obviamente, el equipo al que nos enfrentásemos iba a ser, como mínimo, tan bueno como nosotros. Su indumentaria era, ni más ni menos, que la del primer equipo del Real Madrid, con medias y pantalones inclusive. El portero tampoco destacaba, pues estaba ataviado con la camiseta naranja de Iker Casillas. Pero bueno, el habito no hace al monje, ¿verdad? Es bien cierto que tenían mas pinta de equipo que nosotros, y no por la indumentaria, sino por la seriedad con la que afrontaron los minutos previos al encuentro. Nosotros, fieles a nuestro estilo, nos costó un mundo cambiarnos y empezar a tocar bola, pero eso es ya una constante, y una seña de identidad, de este nuestro Rayo...

Sin presiones de ningún tipo y con más desgana de lo habitual, comenzó el encuentro. Aun con la presencia del genial Luis en la medular, el campo sin Willy parecía huérfano. Y fue esa zona de la medular la primera en ser conquistada por los merengues. Llegó el primer gol de los rivales por un gran derechazo al palo largo de la portería. El Rayito no tenía ninguna intensidad. Aunque Ricky estableciera las tablas poco después, el dominio de los blancos se hacia cada vez mas patente. Eran constantes las ocasiones, y marcaron tres goles muy seguidos. Un poco antes, Kitos desde la portería ponía un balón colgado que rozaba en un rival y acortaba distancias. Nano apunto estuvo de recortarlas aun mas, pero su penalti fue detenido por el meta. Ellos también gozaron de una pena máxima, que no pudo atrapar Kitos.



Al descanso, un 4-2 que no reflejaba lo mal que estábamos jugando. No solo el calor y la noche anterior nos estaban haciendo daño, además, el equipo estaba demasiado "caído" a las bandas, y la medular parecía la Carretera de la Playa. Intentamos corregir este error táctico juntándonos más sobre el balón y subiendo y bajando todos, como un bloque. Y luego, que Dios repartiese suerte, porque si repartiese justicia...

Algo mejor nos fue en la segunda. Luigio, el único junto con Nano capaz de creer en la victoria roja, dribló al arquero en una finta sublime y puso el 3-4 en el marcador. Al poco, aumentaban la distancia con una vaselina que cogía desprevenido a Kitos, que llegó a rozarla. Mas tarde, se repetía el cuento, Nano soltaba un derechazo a la salida del saque de centro del campo y más tarde volvían a ponerse dos goles por delante debido a un desafortunado rechace de Kitos, que dejaba al delantero blanco solo en el área pequeña.

Siendo sincero, no creí siquiera que fuéramos a poner en verdaderos aprietos al conjunto rival. Habíamos desaprovechado la primera mitad haciendo un fútbol rácano y mezquino, y en la segunda estábamos demasiado cansados como para poner ese punto de corazón que requerían las grandes remontadas de, curiosamente, ese espíritu de Juanito del que tanto y tanto hemos oído hablar...

Nadie sabia cuanto quedaba de partido. La esperanza hacia ratos se había perdido. Siempre fuimos por detrás en el marcador, justa y patéticamente. Desde mi portería, empezaba a despedirme de este pequeño periplo "europeo”, casi efímero, cuando de repente, Nano, quien sino nuestro leal capitán, sacaba de la chistera dos trucos de mago a modo de goles, casi simultáneos, para firmar unas tablas que en absoluto merecíamos.

Llegábamos al final del partido vivos. Es curioso, pero también la Liga la sufrimos hasta el último minuto, y parecía que en la Liga de Campeones, la pauta era exactamente la misma. La única diferencia, si cabe, es que si hubiéramos jugado al 75%, en vez de al 40%, como lo hicimos, nos hubiéramos llevado el partido de calle, pues la camiseta del Real pesa demasiado como para jugar a jugar al fútbol con ella (...).

La fatídica tanda de penaltis, otra vez, se nos cruzaba en el camino hacia la gloria. Todos sabemos que esto es una moneda al aire, y nosotros, si habíamos tenido la suerte de aguantar aquel 6-6 en un partido nefasto, podíamos dar el campanazo final a un partido que desde el primer momento se nos puso cuesta arriba.

Kitos, después de una mentalización profunda que incluso hizo que alguien le gritase para decirle "¡vamos que empiezan a chutar! ", era el encargado de defender el fortín Rayista en el primer tiro. Tiro que va a la derecha, tiro parado. Como siempre, Kitos elegía su lado derecho, pues sabe que si ahí va el tiro, jamás se le escapa. Primer penalti parado. La moral parecía ver las primeras luces del día.

Nano, con algo de fortuna se desquitaba de su primer penalti errado. Kitos a punto esta de parar el segundo, pues adivina el lado, pero se le escapa debido a la potencia de este. Ricky firma el 2-1 Rayista con un penalti por alto.

Si lo paras, nos vamos a casa, me dijo Ricky cuando estaba preparándome. El tiro fue a la izquierda a media altura. Kitos lo adivina y lo toca, pero la fuerza hace que se cuele finalmente. Por ultimo, Luigio tiene en sus botas el pase a cuartos. Pero, como sucede siempre, el jugador del partido falla en los penaltis.

La muerte súbita era ahora una realidad. Kitos, por cuarta vez, adivina il rigore pero se le escapa por unos centímetros, a pesar de que la roza... Por ultimo, Miguel, sin duda de los mejores jugadores esta campaña del Rayo, lanza el balón por encima del larguero. El sueño rayista acaba en ese mismo momento.

Siendo sinceros, no merecíamos pasar, pero llegados a los penaltis, las probabilidades suben (o caen) al 50%. Supongo que a todos nos dolió tenerlo tan cerca y perderlo al final, ya que si el partido hubiera quedado 4-6 a nadie le hubiera importado... Pero si Miguel y Luigo fallan, fallamos todos. Sobretodo con el partido tan horrible que habíamos hecho, yo el primero, aunque los penaltis me redimiesen un poco de mis "pecados"...

Quien sabe. Quizá lo nuestro sean las Ligas, y no las SuperLigas, pero es bonito también jugarlas. Hemos hecho una fenomenal campaña, y poder estar entre los mejores es una gran recompensa, por lo menos, bajo mi punto de vista...Ahora es tiempo de poner los pies en la tierra, y pensar que lo que viene ahora es el Torneo MARCA, donde nunca hemos obtenido buenos resultados. Quizá si pasamos de ronda y hacemos un buen fútbol podremos decir que ha sido la mejor temporada de nuestra historia. Tendremos que abrir los ojos, despertar y luchar, como siempre hicimos, como siempre hemos hecho.

Más información en www.rayitomadrid.com

1 comentario:

  1. Hola!

    Trabajo en una empresa de publicidad online, donde estamos organizando un evento para bloggers de fútbol. Queremos invitarte, si me facilitas una dirección de e-mail, te enviaré el dossier con los detalles.

    Mi email es: jose.mata@addoor.net

    Un saludo,

    Jose Mata.

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