viernes, 13 de noviembre de 2009

Bajo Palos - 'La calma que precede a la tempestad'


"Aceitunita que como, huesito que tiro" - Juan Antonio Anquela, entrenador del AD. Alcorcón


Nueva cita, mismo escenario. El Rayito afrontaba una segunda jornada en este campo, al que costara mucho cogerle el tranquillo, y también el cariño. Un nuevo enfrentamiento, pero en esta ocasión, y no por ello la última, contra nosotros mismos. La semana había pasado muy rápido y era el momento de cerrar el libro, y preguntarnos si habíamos "imparato la lezione" de la semana pasada. Si habíamos aprendido a leer el partido, a adelantarnos a los pensamientos rivales, a considerar al árbitro alguien que estaba en el campo pero no tocaba el balón...

Y a todo esto, habían de sumarse las bajas de cuatro jugadores, tres de ellos amplios conocedores de un término que, año a año, se ha ido forjando como la más fuerte de las espadas, aquello denominado "El Espíritu del Rayo". Las fichas de Willy, Iñigo y Pepo, así como la última adquisición del Rayo, esa perla llamada Nico, no se encontraban entre las que Nano le dio al colegiado minutos antes de que diera orden de empezar el encuentro. Por el contrario, Angie y Ricky volvían a la convocatoria una semana después del debut. Además, y a modo de sorpresa, pero de esas que gustan, Nano incorporo a un nuevo fichaje, aunque, algo me dice que dentro de poco, y si sigue con nosotros, puede ser, el fichaje. Se trata de Luis, aunque Luis el Maño podría quedar mas completo. Es de esos jugadores que, aunque al principio callado y tímido, algo que no se le puede achacar, claro, ya que, presentarte a jugar un partido con un grupo de chavales que se han visto crecer no debe ser fácil, poco a poco se va haciendo con la situación. Enfundado en la camiseta blanca zaragocista, orgullo de Aragón, este cheposo (apelativo que reciben los nacidos en Zaragoza) se coloco en la medular del campo, algo escorado quizá a la derecha...En mi opinión, lugar donde se debería hacer una pequeña parcela y ahí asentarse. Creo que como volante derecho, o falso medio centro, puede ayudarnos mucho, combinando con Angie, que hizo un gran partido, así como un gran gol, o con Nico, dándole tranquilidad en su juego, y enganchar con Luigio, que ha encontrado en el extremo izquierdo del campo una lanzadera para encarar las redes del equipo rival.

Con este plantel, desde la portería, le daba el ok al árbitro para que el partido se pusiera en funcionamiento. Los rivales parecían un equipo mas hecho que el anterior al que nos enfrentamos, aunque poco a poco se fueron desinflando. Una vez mas, el Rayo empezó adormecido, aun comentando la jugada de ayer, aun con el frió en el cuerpo. Y claro, en un campo con esas dimensiones, los ataques y tiros no se hacen esperar. Es bien cierto que las primeras fueron nuestras...ya, pero, de eso quien se acuerda cuando te hacen dos goles en apenas siete u ocho minutos? El primero llego desde la banda derecha a modo de mala suerte, debido a un gran tiro que reboto, de manera fortuita e incrédula, e las piernas de un sorprendido rival. Bueno. La buena o mala suerte también juega, como el árbitro, ¿no? Pero, el segundo gol fue indecente. Fue una de esas cosas que a uno le hacen escribir un Memorandum, es decir, un hasta aquí hemos llegado, y esto ha de cambiar. "Gracias" al cambio de Nacho y Miguel en la defensa, únicos zagueros con los que contaba el Rayo para afrontar el encuentro, por Nano y Felgo (que había bajado su posición de carrilero o volante izquierdo hasta central), llego el segundo. Un balón largo desde el área contraria, llego, de manera incomprensible, hasta mi área, botando, y ante aquellos dos neo-centrales que ni siquiera habían tenido tiempo a firmar el nuevo contrato de su posición. Mi salida no impidió el sutil toque que empujaba el balón hasta el 2-0. Se parece mucho al inicio de hace una semana, ¿verdad? El guión era el mismo, el final, podía serlo. Es lo que yo llamo, la calma.

No había tiempo para explicaciones. Como de una orden al mas puro estilo miliar, esa que da el Sargento Steven, de Tejas, al bueno del Cabo MacAllister, un joven llegado desde Boston, impuse que aquella defensa, no hoy, sino por siempre (jamás), podía darse por disuelta. Hay algo muy claro, no puedes pedirle a un ingeniero que te opere, ni a un fontanero que te mire el PC " porque mi ex-novia me ha mandado un virus "... Cada uno tiene su rol, cada uno somos una pieza, todas importantes, en este equipo. No me cabe duda de ello; entonces, para que probar? que necesidad hay? Un buen cambio hubiera sido la entrada de Pepo, pero me parece que poco le importaba allá donde estuviera. Además, a modo de sugerencia, pedí a Ricky que bajara hasta aquellos bajos fondos que es la defensa. Gracias a su envergadura y experiencia, podía venirnos muy bien. Delanteros, o si lo prefieren, gente de ataque nos sobraban. (Luigio, Felgo, Nano...) Pero volvimos a la defensa A-2 del principio. Nacho y Miguel volvieran a ser la vieja guardia.

Nos asentamos mas en el partido, entramos en calor, y las ocasiones se fueron sucediendo. Fue cuestión de tiempo. Luis abrió la lata con la cabeza. No solo nos estaba dando experiencia en la medular, no solo robaba y pedía balones, no se contentaba con dar estabilidad y rigor...además marcaba, madre, ¡que descaro! La verdad es que es una de esas personas con las que da gusto jugar. Poco a poco se sintió tan Rayista como el que más y esa buena fe tuvo su recompensa. Mas tarde, Luigio aplastaba el balón con un derechazo al palo largo, imposible de parar, para, en los minutos finales, hacer una de esas pillerías, esa que hacen los mas listos de la clase ( sin ser el ojo derecho de la profe ) para hacer el 2-3 que nos mandaba a la caseta por unos minutos. Nadie ha pedido barrera, debió pensar antes de chutar desde 11 u 12 metros a puerta vacía mientras el muro, franqueable, que construían los rivales se venia abajo.

La segunda parte fue un paseo. Los goles rojillos fueron sucediéndose a pares. Luigio se inflaba, Ricky no dejaba escapar una, Nano se divertía...Festival del Rayo. Nos pusimos 2-5 antes que desde mi propia portería batiera al desafortunado arquero. Me puse por un momento en su pellejo para sentir la humillación que es que te marquen desde tan alejada posición...¡pero que demonios! el 2-6 aplastaba a los rivales y llevaba hasta el termino épico la remontada. Es lo que llamo, la tempestad.

Después de un cúmulo de despropósitos marcaban el que seria su último gol, y pocos minutos después hicimos nosotros los dos últimos para cerrar el resultado en un rotundo 3-9.

Pero , no nos descuidemos ni un solo momento. La calma, esos minutos que hasta hora hemos tenido de atontamiento, de no calentamiento, de " aun no ha empezado de verdad el partido " han de reducirse hasta el mínimo, para dejar paso a la tempestad, a la lluvia de ocasiones, al asedio máximo. No esta bien el suponer que después de esos minutos de poca tensión llegara el rayo fulminador que hará temblar el suelo, porque no llegara siempre, y de hecho, habrá encuentros que nos mantengamos tan en calma que no sepamos cortarlos con ese fuego que nos ha caracterizado en este partido.

Y , como dice Anquela, ese técnico de banquillo de madera, old school, que ha hecho que los muros de Chamartín tiemblen y que ha arrancado los primeros aplausos de rencor y odio hacia el equipo mas poderoso del mundo, quedémonos con lo bueno y desechemos lo malo, lo inservible rápido. Es decir, disfrutemos de la carne, de lo tierno, de lo gustoso, pero hagamos que esa sensación sea efímera y que lo duro y correoso también se vayan rápido. Sepamos agradecer y aprovechar lo bueno de nuestro fútbol y arrojemos lo inútil. Gracias Mister.

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